Análisis del año 2013.
El 2013 se ha acabado y ahora nos toca hacer balance de los incendios forestales que han ocurrido a lo largo del año. La meteorología ha sido algo caprichosa, alternando periodos de varias semanas de sequía con otros periodos de
lluvias abundantes. Tras un invierno seco vino una primavera lluviosa, tras un
otoño frío y sin precipitaciones vino un final de año con mucha agua y todas estas
irregularidades han repercutido en los incendios.
En total, podemos decir que este año hemos atendido en la provincia a 157 siniestros que han afectado a poco más de200 ha , lo que supone que ha
sido un año de los que se suelen denominar buenos.
En total, podemos decir que este año hemos atendido en la provincia a 157 siniestros que han afectado a poco más de
Como siempre, empezaremos comparando el 2013 con los años precedentes (véase figura 1).
Despues de un verano complicado como fue
Como indicador de la meteorología favorable y del buen estado de la vegetación tenemos el dato del 81,5% de conatos (incendios cuya superficie no supera la hectárea) y el hecho de que tan sólo un incendio haya superado las
Pero esta anualidad ha sido especial en cuanto a la distribución
irregular de los incendios. Estos se han concentrado en los periodos de sequía, lo
que ha dado lugar a que el gráfico con el número de incendios mes a mes, con la forma habitual de campana,
se convierta en un gráfico escalonado con numerosos picos y valles (figura 2) formando "dientes de sierra".
Pero sin duda, el dato que más llama la atención es el tipo de vegetación que ha
ardido (figura 3).
Es muy poco habitual tener un porcentaje de vegetación
herbácea tan alto, lo que nos indica, sin lugar a dudas, cual era el vector de
propagación de los incendios durante esta campaña y como la vegetación leñosa apenas
ha estado disponible para arder a lo largo del año. Para hacernos una idea de lo extraordinario de este dato, la media anual de porcentaje de superficie herbácea afectada es del 7 %,
frente al 48 % que hemos tenido en 2013. Pero, como no puede ser de
otra forma, el factor humano ha ayudado notablemente a establecer este dato, debido fundamentalmente a que a principio y a final de año, aprovechando los periodos
de sequía, tuvimos numerosos incendios intencionados de acequias, cauces y
riberas que han dado lugar a estos atípicos resultados.
En resumen, tras la “tormenta” de 2012 ha venido la “calma”
de 2013 que se ha convertido en un año de transición muy similar al periodo que vivimos en 2007 y 2008.
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