Antes y despues del incendio de San Martín de Boniches - Víllora de 1994

Antes y despues del incendio.

Es evidente que un incendio de esta magitud tiene un impacto visual considerable en el paisaje. 18.000 hectáreas forestales, de las cuales el 90% era monte arbolado, pasaron en pocos días a estar ralas y la comarca sufrió un cambio radical. Las huellas del incendio son perfectamente visibles a día de hoy y probablemente continuén siendolo durante muchas décadas. Pero en lugar de hablar de desolación y de naturaleza arrasada, es mucho más conveniente hablar de sucesión vegetal y dinámica de los ecosistemas. La naturaleza nunca puede entenderse a corto plazo y no olvidemos que este fue un incendio originado de forma natural, como podría ser una riada o un terremoto.

Esquema de la vegetación previa al incendio. Fuente: Mapa Forestal Español 1:200.000 y elaboración propia.
 Verde: Monte arbolado de Pinus nigra. Azul: Monte arbolado de Pinus pinaster. Gris: Monte arbolado de Pinus halepensis. Morado: Encinares y zonas de matorral mixto.


Esquema de la vegetación posterior al incendio. Fuente: Mapa Forestal Español 1:50.000 del año 2009 y elaboración propia.
 Verde: Monte ralo de Pinus nigra. Azul: Monte ralo de Pinus pinaster. Gris: Monte ralo de Pinus halepensis. Morado: Encinares y zonas de matorral mixto. Beis: Matorral de Juniperus oxycedrus.

En las imágenes anteriores puede observarse la evolución de las especies dominantes en la vegetación de la zona. En general, no se puede hablar de grandes cambios, habida cuenta de que el mapa anterior al incendio está realizado con un nivel de detalle menor que el posterior, pero podemos destacar dos cosas:

  • El aumento en superfice de las masas de encinares, debido a su capacidad de rebrote que le confiere mayor resilencia tras un incendio que afectó a las copas del arbolado y degradó el suelo.
  • La gran cantidad de zonas de matorral con dominancia de Juniperus oxycedrus y con pies muy dispersos de Pinus pinaster, que vienen a ocupar las zonas dominadas por P. pinaster que quedaron más degradadas tras el incendio y donde la  regeneración natural del monte arbolado es casi nula.

En las zonas donde el incendio quemaba con más intensidad (zonas con viento y pendiente a favor) la regeneración del pinar es nula.

Pero si bien no hay cambios importantes en cuanto a la especie dominante de cada zona, sí que la hay en cuanto a la espesura. Si previamente teníamos un monte arbolado, ahora tenemos un monte abierto en el mejor de los casos, ralo en la mayor parte del territorio o incluso desarbolado. Como muestran las siguientes imágenes:


Mapas de FCC (Grado de recubrimiento del suelo por la proyección vertical de las copas de arbolado) en 1992 (arriba) y en 2009 (abajo). Fuente Mapa Forestal Español 1:200.000 (arriba) y 1:50.000 (abajo).

La regeneración de las zonas de pinar es escasa en general, habiendo sido exitosa en aquellas zonas donde el fuego quemó de superfice o con menos intensidad y también donde el suelo pudo salvarse de una degradación intensa. Este hecho pone de manifiesto la importancia de adoptar medidas de restauración y nos indica las zonas donde quizá sea necesario repoblar para recuperar el arbolado perdido y "ayudar" a la dinámica general de la vegetación desde una perspectiva temporal humana.

Zonas donde la regeneración depende de la exposición, condicionada porbablemente por el grado de afección a la vegetación y por la degradación del suelo.
Es evidente que la regeneración no ha sido igual para cada una de las especies principales del monte arbolado que poblaban la zona. Pero ni siquiera las especies que, a priori, están mejor adaptadas a este tipo de perturbaciones han conseguido una regeneración que podamos declarar como completamente exitosa. La zona afectada es tan grande que resulta complicado la dispersión de semillas procedentes de los pocos árboles que sobrevivieron.

En las zonas de rodeno tampoco se ha producido una regeneración exitosa del Pinus pinaster. No todas las masas de esta especie tienen la misma resiliencia al fuego de copas.
A pesar de la irregularidad de la regeneración, el monte arbolado vuelve lentamente a recuperar su sitio.

Las zonas de P. halepensis se van recuperando a un ritmo más acelerado.


Lo que la cienca nos dice:

http://www.uhu.es/cideu/Boletin/Boletin10/BolInf10CIDEU5-22.pdf
http://www.revistamontes.net/fichaArt.aspx?id=4335


Para saber más:

http://fuegolab.blogspot.com.es/
http://jgpausas.blogs.uv.es/

Comentarios

  1. GRAN TRABAJO!! me ha encantado ver las fotos del incendio 20 años después y 12 después de haber ido a la zona a estudiar la regeneración de P. pinaster (¡puf que viejo me hacen estas cifras!). Como te dije, esta entrada espero que me anime a divulgar el estudio que hice en mi tesis en este incendio. Por lo pronto comentaros que en el estudio que hicimos en el año 2002 sobre 25 parcelas en el área de P. pinaster la densidad del regenerado fue mayor en exposiciones de solana, zonas de baja severidad con presencia y espesor suficiente de hojarasca, con ocupación baja de matorral competidor y sobre geología de cuarcitas frente a las areniscas y calizas. En aquel momento los pies presentaban mayor altura y diámetro en las cotas altas, donde existía más profundidad de suelo efectivo y cierto grado de humedad estacional (cerca de arroyos y perfiles convexos). En las zonas bajas de ladera con presencia de restos se observaron pinos con mayor esbeltez (menor diámetro en relación a su altura), posiblemente en la búsqueda de luz, lo que ya hemos observado en otros incendios donde nos se ha sacado la madera. Con todo, el factor más determinante, como bien apuntas en el post, fue la severidad del incendio. La presencia/ausencia de regenerado en las parcelas vino determinada por la cobertura de hojarasca y mantillo tras el incendio, que a su vez está relacionada con la presencia o no de fuego de copas que consuma totalmente las acículas o simplemente las soflame y posteriormente caigan al suelo generando el "mulching" natural que en este caso fue crítico para observar regenerado o no 8 años tras el incendio. Veinte años después es previsible que la mortalidad haya aumentado en algunas zonas con más competencia interespecífica lo que podría matizar estos resultados. Seguimos hablando. Saludos!

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    1. Muchas gracias por tu respuesta Javier y por dar el complemento científico al contenido del post. Desde aquí te animamos a que divulgues a través de FuegoLab los resultados de tu tesis doctoral. Ahora, veinte años después, es cuando podemos hacer crítica acerca de si las medidas de restauración favorecieron o no a la regeneración natural. Aprender para la próxima en definitiva.

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